Tokio a medianoche by Mia Another

autor:Mia Another [Another, Mia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-06-28T00:00:00+00:00

23

Hailey

Intenté no pensar en ello. Lo intenté con todas mis fuerzas.

Esta mañana, mientras miraba al techo y dudaba si levantarme o no, no he hecho otra cosa que imaginármelo sentado en una mesa de algún club con una hermosa mujer sin rostro.

No sé nada sobre ella, ni siquiera su nombre, pero en mi mente ha adquirido una identidad increíblemente fuerte. Es como si la conociera. La temo, la envidio y la odio.

Esta noche he ido a trabajar al Temple de mal humor, pero los clientes no han notado nada extraño hasta ahora. Se me da bien fingir que todo va bien e interpretar el papel de chica alegre que reparte buen rollo y sonrisas.

Mamasan es la única que se ha dado cuenta. Desde que he llegado, ha estado más amable que de costumbre. Le ayudo a poner el hielo en los vasos y no deja de mirarme de reojo, como con simpatía.

—Esta noche vendrá el señor Mizumi —me dice orgullosa.

—Genial. Como siempre, le llevaré su sake y le sonreiré como quien no quiere la cosa.

Le guiño un ojo y ella hace lo mismo. Los fines de semana siempre hay más gente, pero no me importa quién venga. Naoki no vino ayer, y tampoco creo que lo haga esta noche. Tal vez me haya hecho ilusiones y para él no soy diferente a las demás mujeres del barrio rojo que frecuenta. A lo mejor solo soy un apaño de última hora para satisfacer su necesidad de contacto humano, pero nada serio ni importante.

Debería dejar de pensar en él. Si sigo haciéndolo, se me empezará a notar el mal humor en la cara, y eso a los clientes no les gusta.

—¿Ya sabes dónde te gustaría buscar apartamento? —me pregunta Juno mientras sirve las bebidas que tengo que llevar a las mesas.

—No lo sé. Me gustaría encontrar un piso cerca de la oficina, para poder dormir más por las mañanas. Pero he oído que allí los alquileres son muy altos.

—Eso es cierto, angelito. Pero seguro que hay alguna solución.

Llevo las bebidas hasta las mesas y me paro a hablar con las demás chicas. Mientras tanto, Juno mezcla los cócteles y prepara las bandejas desde la barra, hasta que aparece el cliente más codiciado del Temple, envuelto en una chaqueta negra y ligera, con el ceño fruncido, la mirada austera y la mandíbula marcada: el señor Mizumi.

Se acerca a la barra y Mamasan lo recibe educadamente, haciendo una elegante reverencia. Mientras me acerco para llevar a la barra los vasos vacíos, los veo hablar, y ella me dirige la mirada y me sonríe cómplice.

—Hailey, no te preocupes. Ya me encargo yo —me dice—. Tú acompaña a nuestro cliente a la mesa, por favor.

Parpadeo un par de veces antes de darme cuenta de lo que está ocurriendo. Al parecer, lo he conseguido: el señor Mizumi se ha fijado en mí y quiere pasar un rato conmigo esta noche. Me quiere a mí. Solo a mí.

Asiento, dejo la bandeja y hago una reverencia al cliente.

—Por supuesto. Por favor, sígame, señor.

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